La ciudad de Peñíscola, al Norte de la Comunidad Valenciana, se encuentra en un punto privilegiado del Mediterráneo español. Los 79 km2 de extensión del municipio, 17 de los cuales discurren paralelos al litoral, se reparten equitativamente entre las superficies forestales y los cálidos cultivos mediterráneos, entre los que no faltan el naranjo, el olivo y el almendro.
La ciudad antigua, coronada por la que fuera morada del Papa Benedicto XIII, un castillo-fortaleza del s. XIV, ocupa un imponente peñón que se alza 64 m sobre el azul del mar; está unido al continente por un cordón de arena que tiempo atrás era barrido por las olas durante los temporales, transformando a la ciudad en una efímera isla.
En contraste con el casco antiguo, se encuentran las nuevas calles y avenidas de la zona turística. Cálidas aguas en verano y otoño, se reparten entre las extensas playas de fina arena al norte de la ciudadela y hermosas calas flanqueadas por abruptos acantilados al sur.
Las fiestas en honor a la Virgen de Ermitana, Patrona de Peñíscola, se celebran del 7 de septiembre al segundo domingo consecutivo. Durante todos estos días de fervor y devoción, se organizan multitudinarios actos, como son la proclamación de la Reina de las fiestas y su corte de honor, los espectaculares fuegos artificiales, las danzas tradicionales, la “soltá” de vaquillas y los coloridos desfiles de Moros y Cristianos. Cada año, el ayuntamiento de Peñíscola hace el esfuerzo de reforzar la programación de sus actividades con el fin de conseguir la denominación de Fiestas de Interés Turístico Internacional.